Listado de productos por marca Alepia

Alepia

logotipo marca ALEPIA


Placeres Sinceros y Auténticos


La gama Alepia tiene como orígen el jabón de
Alepo;el primer jabón creado en el mundo,hace 3 mil años.


¡Made in France!


FRANCE flag Alepia

HISTORIA

Cuando estalló la guerra en Siria, la empresa distribuidora de jabones de Alepo perdió a su proveedor.

Este hecho no fue suficiente para derribar a la empresa.

Hoy, Alepia vende un auténtico jabón de Alepo... fabricado en Francia.

Sin aceite de palma, ni sebo pero con aceite de oliva y un mayor o menor porcentaje de aceite de laurel, así es como, entre otras cosas, se puede reconocer un auténtico jabón de Alepo, hecho según la tradición.

Por amor al producto, en 2003, el doctor Samir Constantini, nacido en Damasco aunque residente en Francia desde casi siempre, decidió distribuir el jabón de Alepo en Francia. Nunca sospechó que sus viajes a Siria y sus planes se verían afectados por la situación geopolítica.

Hace casi quince años, la moda orgánica y natural no era lo que es hoy.

Los inicios de la empresa fueron lentos. El médico tuvo problemas para vender el contenedor que había traído del país a través de sus vendedores. Sin embargo, continuó su aventura compaginándola con su actividad principal: por entonces, estaba al frente de cuatro laboratorios de análisis en la región de París.

Poco a poco, el negocio despegó. Las cajas que invadieron el pabellón Cristolien del biólogo ocuparon un primer almacén. A continuación, se instalarían las oficinas y la logística en Santony, en el Val-de-Marne.  

Al mismo tiempo, Alepia tuvo que cambiar de proveedor, ya que la calidad del socio inicial se deterioró. Durante un viaje a Alepo, Samir Constantini conoció a Hassan Harastani, maestro jabonero del que aprendería los secretos de la producción y el saber hacer.

"Hacía productos de muy alta calidad pero también era capaz de diversificar la gama: jabones líquidos, champús, jabones de aceite de Argán..."

Juntos pusieron en marcha la construcción de una fábrica allí pero, finalmente, no saldría nada de todo esto.

Samir y Hassan Alepia
Samir Constantini (izquierda), fundador de Alepia, y Hassan Harastani (derecha), químico y maestro jabonero.

VENDER PERO NO DEMASIADO

En 2006, la situación empieza a ser realmente "problemática".

Temiendo que la situación se empantanara más, Samir Constantini importó "todo lo que pudo"; 100 toneladas de jabón. El equivalente a 450.000 cubos. El stock es a priori consecuente, pero el empresario sabe que puede agotarse en unos meses, si el negocio es "demasiado" floreciente.

De esta manera empezó lo que podría llamarse la política de la "dosis justa": vender, pero no demasiado.

Vender la mercancía poco a poco a los clientes existentes (farmacias, tiendas ecológicas) y a los clientes de la tienda online y evitar a toda costa que se agoten las existencias. 

En Siria, la situación sigue deteriorándose y Hassan Harastani huye al Líbano con su familia. Para Samir Constantini era obvio: "Le dije 'ven a Francia, montaremos una fábrica de jabón'". El maestro jabonero, que tiene un máster en salud pública por el Hospital Americano de Beirut, tardaría un año en obtener su visado de trabajador y encontrar refugio, con su familia, en Francia. Ahora, en Santeny, la fábrica de dulces en la que trabaja está justo al lado del almacén.

Caldera automatizada Alepia
Caldera automatizada

Verle trabajar es impactante. La única concesión a la modernidad son unas calderas de vapor que agitan el material solo. Para el resto, se inclina sobre el lado de una cuba con un cubo para recoger la pasta de jabón y luego verterla en un gran molde rectangular. Repite la operación como una solera de hormigón, como se hace habitualmente. Después de que el jabón se haya secado durante una media de 48 horas, otro empleado corta cuidadosamente las losas con un alambre. Un tercer empleado apila cada pieza fabricada en una pirámide.

corte de jabones Alepia Santeny
Samir Constantini, propietario de la fábrica de jabón Alepia, observa a un empleado que corta pastillas de jabón en su empresa de Santeny, en el Valle del Marne.

un made in siria fabricado en francia

Pero el modo artesanal no impide que las malas lenguas se pregunten: ¿puede calificarse de jabón de Alepo un jabón fabricado en Santeny?

En un momento en que las copias no tienen buena prensa, Samir Constantini argumenta: "¿le diría a un gran chef francés que va a abrir un restaurante en Nueva York que su cocina no es auténtica?"

Para informar al consumidor, el gerente ha optado por poner la efigie del Sr. Harastani en el envase de sus jabones y recordar así su "saber hacer" ancestral.

Un made in Siria aunque fabricado en Francia, Alepia distribuye en cantidades muy pequeñas.

El abastecimiento se realiza de forma intermitente pues a unos 30 km al norte de Alepo, en una zona habitada por kurdos, todavía es posible la producción. De vez en cuando, un contenedor se escapa de la zona para llegar a Francia.

Los jabones se distinguen de los fabricados en Santeny por su sello y, por supuesto, por el origen de su materia prima. Los jabones "galos" contienen aceite de oliva de España y aceite de bayas de laurel de Turquía. Allí se concentran los tres principales productores de este preciado producto.

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